Por: Tomás Abarca
Definitivamente las redes sociales en Internet se han convertido en un medio de interacción social habitual para distintas personas, grupos e instituciones que funcionan en varios contextos.
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Definitivamente las redes sociales en Internet se han convertido en un medio de interacción social habitual para distintas personas, grupos e instituciones que funcionan en varios contextos.
La utilización de este tipo de sitios Web, ha traído varias ventajas comunicativas entre las que destacan sobre todo aquellas relacionadas con el mundo laboral, a día de hoy podemos enviar, recibir y compartir archivos de texto, audio, video e imágenes de una manera inmediata, es posible intercambiar información con clientes y proveedores de servicios, estar en contacto con empleados y compañeros de trabajo y de esa manera agilizar procesos o reaccionar ante situaciones de crisis.
Pero todas estas ventajas también han traído aspectos negativos, sobre todo aquellos referentes al proceso de comunicación simple, el que se realiza frente a frente y sin intermediarios electrónicos. El simple contacto humano que ha sido la manera tradicional en que los miembros de una sociedad se comunican se ha visto afectado con la llegada y masificación del uso de Internet, sobre todo en dispositivos móviles.
A la generación que vivimos y participamos de esta revolución comunicativa nos ha tocado y nos tocará sobrellevar problemas que tal vez nuestros padres nunca enfrentaron, sobre todo aquellos que tienen que ver con la relación de pareja y la formación de un hogar y es que, si a medida que ha evolucionado la sociedad, los nuevos roles que juegan los miembros de una familia, el choque de ideas , las diferencias culturales y religiosas han sido elementos que desatan el conflicto entre las parejas, sumemos ahora a la tecnología.
Como dice el viejo y conocido refrán: El que busca encuentra.
Según un estudio elaborado por una Universidad canadiense publicado en la revista CyberPsychology and Behaviour Journal en mayo de 2010, en el cual participaron 308 estudiantes con edades de entre 17 y 24 años a quienes se les preguntó sobre sus hábitos en Facebook.
Uno de los principales hallazgos del estudio es descubrir que el problema radica en que las redes sociales en Internet han cambiado la percepción de lo que es público y lo que es privado. Hoy en día las personas tienen mayor acceso a información sobre sus compañeros y ex compañeros sentimentales.
Como dato curioso el 75% de los participantes en el estudio reconocieron tener a sus ex parejas entre sus amigos de Facebook y el 79% aseguró que sus parejas actuales tenían a parejas previas en su lista de amigos.
La investigación apunta a que los celos se pueden incrementar al grado de volverse compulsivos, en la medida en que la vigilancia del perfil de la pareja en Facebook aumenta.
En resumen entre más tiempo destinemos a navegar en las redes sociales, husmeando en el perfil de nuestra pareja es mucho más probable que lleguemos a sentir celos y tengamos problemas por ese motivo en nuestras relaciones sentimentales.
¿O tu Blackberry o yo?
En España existen datos que han arrojado que en promedio una tasa de un 43% de hombres prefiere navegar en Internet que estar conviviendo con su pareja.
Dr Jekyll y Mr. Hyde
El Internet en general y las redes sociales en particular brindan al usuario una especie de anonimato que le hace perderse entre la multitud de personas que navegan en la Web. Un individuo que en su relación sufre de monotonía, pérdida del amor o ausencia de intereses comunes, puede cobijarse en .dicha característica para despojarse de sus escrúpulos, pudores o tabúes.
La mejor manera de evitar una tentación es…
Los expertos en divorcios en Estados Unidos afirman que la creciente popularidad de sitios como Twitter o Facebook ha hecho de los mismos foros en donde esposas y maridos aburridos caen en la tentación de buscar reavivar su llama contactando a otras personas para sostener relaciones polígamas.
Es importante que la pareja discuta al interior sobre cuales son los temas a ventilar en las redes sociales, es primordial aclarar todos los malentendidos que puedan presentarse antes de hacer los temas públicos.
Llegar a un consenso o acuerdo bilateral, sobre lo que debe o no publicarse en la Web, el acuerdo debe ser equitativo buscando siempre que ambos estén cómodos con lo pactado.
Crear ciertas normas de convivencia en lo relacionado a ciertos hábitos. Por ejemplo: Si alguno de los dos utiliza la Blackberry , el IPhone o el IPad de manera habitual y el otro no, se puede restringir el uso de estos aparatos mientras se convive o bien acordar que ambos tengan el mismo dispositivo y puedan compartir el interés por las redes sociales.
Logrando un equilibrio entre la red social y nuestra vida social, no tendremos que decidir entre Twitter, Facebook o nuestra pareja.
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